A muchas nos sonará esta historia: siento hambre y como, me doy un atracón y pienso que el atracón es el problema. Comienzo la dieta y me frustro porque los kilos, tal como se fueron, vuelven. Me siento culpable por haber comido de más, odio mi cuerpo y mi autoestima queda por los suelos. Esta es la espiral en la que entran miles de mujeres en todo el mundo.