Es el año 1853, e Isabel “Sisí” de Baviera, de 16 años, ha sido muy clara: esperará el amor arrollador y arrebatador del que hablan los poetas, o no tendrá ningún amor. Que su hermana mayor, Elena, haya elegido la línea del deber y se esté preparando para casarse con el emperador Francisco José de Austria, no significa que Sisí tenga que someterse también a una existencia tan desprovista de pasión y de regimiento. Mientras tanto, en Austria, el Emperador se recupera de un intento de asesinato que lo dejó herido y asustado.