Jun Do vive en un orfanato y se considera un humilde ciudadano «del mejor país del mundo». A los catorce años es reclutado por el ejército norcoreano como soldado de túneles, y va ascendiendo al servicio del Gobierno, primero como secuestrador y asesino profesional, hasta convertirse en oficial de la inteligencia militar. Guiado por un sentido extremo de la lealtad y el sacrificio, Jun Do es capaz de cometer los actos más atroces sin pestañear, pero es, también, aquel niño abandonado que busca desesperadamente el amor.